23.7.05

palaras·circundantes·|·23·vii·05

sin querer he regresado a hablar de mi pasado. Dante ha recibido un nuevo mail, pero creo que cambiara las cosas, si es que logra descifrarme. sin decirle a nadie, lo quiero tanto pero no para estar con el, sino para escucharlo hablar. creo qeu una persona asi de buena onda no me cruzare pronto, pero no puedo dejar que eso facilite chocarme nuevamente con el muro que creé. siempre los mismos errores sin mirar hacia atrás no es una buena forma de llegar a la felicidad de un alma en paz. me voy a la mierda y pierdo los estribos en una noche; mis ideologias se esfuman en una nube de ansias por dejar de pensar y pierdo todo lo qeu duramente he coseguido. no es nada y pordria conseguir mas, pero es qeu no logro el equilibrio entre la razon y las sensaciones. soy sensacionalista y eso me gusta, pero generalmente es menester que mis pensamiento me contengan porque los mensajes qeu envio en el estado mas crudo de mi ser nunca encunetran un receptor donde alojarse (o es que surgen abnegados a encontrarlo?) te quiero a vos como tantos otros. no quiero contaminarte, y es por eso que prefiero mantener distancia y embarrarme con la vulgaridad y la decadencia humana. adoro la gente patetica y no lo puedo evitar, creo qeu me veo reflejada. me gusta la seguridad que tienen sabiendo que son unabasura peor que yo. no naci para ser estrella, auqneu mi sueño sea entre plumas de brillantina.

el sifnificado de knorr es algo sin trascendencia. creí que el fin ya se habia hecho presente, pero no logre evitar responderte. los besos via mail no sirven, y los otros, no creo que existan. sin pensar me estoy concretando aún más. el tiempo de aquí al final que ambos conocemos es en vano, por lo que nada impide que se acelere y la relacion entre ambos cambie. buscaba una interpretacion y me encontre con una respuesta atrasada. te knorr, pero nunca comprenderas cómo. aye 2m5

17.7.05

·|· Divine · 03 ·|·

La luz del sol resplandecía sobre el metal. Ella reposaba sobre la roca, y su hermoso rostro era iluminado por el bisturí. Su cuerpo seguía húmedo. Había sido una noche agitada. Siempre jugaban en el bosque. Solían tener sexo violento a la luz de la luna. Pero esa noche fue distinto porque sin querer recibió un golpe muy fuerte en su cabeza. Él seguía la lado de ella viendo pasar las horas, esperando que no se despertara. Siempre le gustó la anatomía humana. Histéricas. La agarró de los pelos y la arrastró un par de metros. Le cortó el corsé y masajeó uno de sus senos con una mano. Mientras, con la otra, se masturbaba. Su cuerpo temblaba; gotas de sudor recorrían su rostro. Entrecerraba los ojos, mordiendo con fuerza su labio inferior, como queriendo cortarlo. El vaivén se hizo más rápido, hasta estremecer; un grito final destinado al cielo evocó la imagen de un animal. El semen recorría la rosada mejilla. Inició su fantasía.

Ella siempre se quejó de sus pequeños labios. Tan sólo con raer un poco de piel circundante, su boca aumentó progresivamente de tamaño. Empezó a sangrar y él absorbió el fluido con un apasionado beso. Pudo apreciar un sabor entre salado e insípido, pero sutilmente dulce, lo que le despertó una ambición ya antes experimentada. Extrajo los ojos de sus cuencas y sació su impulso vital succionando de éstas. Luego los guardó en una bolsa de nylon. Solían jugar con ella. Cómo la quería...

Probó con el izquierdo. Clavó la herramienta de punta en el pezón. Ya la sangre había coagulado y se abrió como una flor. Había muchas alrededor. Con mucho cuidado lo arrancó entero. ¡Se vería tan linda con una corona de narcisos! Tardó mucho tiempo en la coinfección del adorno, pero verdaderamente quedaba bella. El seno derecho lo dejó intacto. Sentía un regocijo interno; ella hubiera estado muy feliz.

Comenzó la parte más excitante. Sacó una capa de cuero de su abdomen. El músculo se encontraba contraído. En su cara se esbozaba una sonrisa placentera. Urgó entre ellos y removió un riñón. Cortó las venitas y la uretra. Era, de todos, el órgano que más lo apasionaba. Habían pasado horas y tenía hambre. Cerró los ojos y mordió la parte inferior. Un jugo viscoso chorreaba de su boca. Tenía una textura esponjosa y jugosa; era como un budín de pan, pero de carne. Nada despreciable. Se tiró a descansar a su lado, abrazándola con ambos brazos. Cuando despertó y la vio, tuvo ganas de penetrarla. Sacó de su bolso lubricante. Extrañamente, sus movimientos fueron lentos y suaves.